¿No estás contento con el color de tus dientes?, ¿has pensado en un blanqueamiento dental para mejorar tu estética dental? Jéssica Palenzuela, higienista en ID Ortodoncia y Estética Bucodental despeja todas tus dudas.

En la actualidad, una de las consultas estéticas más frecuentes son los cambios de color en el diente, simplemente por el deseo de tener unos dientes más blancos, o por corregir los efectos de causas intrínsecas o externas, como el tabaco, café, vino, té, maté y alimentos con alto contenido en pigmentos.

El blanqueamiento dental es uno de los tratamientos odontológicos más demandado hoy en día, ya que nos permite mejorar nuestro tono natural del diente.

En el esmalte, hay millones de poros microscópicos que, con el tiempo, permiten el paso de compuestos orgánicos, de modo que al penetrar en la dentina van oscureciendo los dientes.

El objetivo del blanqueamiento dental es aclarar el tono del diente. Hay diversas técnicas de aclarado con materiales a base de peróxidos, como es el peróxido de carbamida o el peróxido de hidrógeno. Por medio de la oxidación se consigue disminuir, a través del oxígeno liberado, todas esas moléculas oscurecidas. El oxígeno penetra a través de los poros del esmalte, al que se le aumenta la porosidad para que el gel penetre mejor, y llega a la dentina, provocando la descomposición de todos esos compuestos orgánicos en pequeñas partículas que reflejan mejor la luz y, como consecuencia, aclaran el color de los dientes.

Es importante tener en cuenta que cualquier tratamiento de blanqueamiento dental no debe realizarse cuando existen caries, enfermedad periodontal o placas de sarro.

El blanqueamiento no tiene efecto sobre ningún tipo de restauración, coronas, puentes o carillas. En el caso de que el paciente presente este tipo de intervenciones, sobre todo en el sector anterior, se realiza el blanqueamiento y, posteriormente, se lleva a cabo el recambio de dichas restauraciones. Para ello hay que esperar unos 15 días, aproximadamente, para que el color obtenido con el blanqueamiento se estabilice.

Se puede hacer blanqueamiento en clínica o blanqueamiento ambulatorio. En nuestro centro, el tipo de blanqueamiento que realizamos es un blanqueamiento dental combinado, llevando a cabo las 2 técnicas en conjunto.

En una primera cita de 45 minutos, aproximadamente, concretamos el tono que tiene el diente del paciente antes de comenzar con el tratamiento. Para ello se hace un registro de color con una guía VITA, junto con una serie de fotografías que son repetidas al finalizar el tratamiento para comprobar los resultados obtenidos.

Posteriormente, llevamos a cabo el aislamiento de las mucosas y encías con un protector gingival, para así protegerlas y evitar que el producto llegue a tocarlas.

Seguidamente, aplicamos el producto blanqueador, el peróxido de hidrógeno, directamente en la superficie del diente, dejándolo actuar durante 30 minutos, activándolo mediante una fuente de luz fría.

Pasado este tiempo, procedemos a retirar todo el producto, para continuar con la parte ambulatoria. Durante el blanqueamiento dental en casa, el paciente usará unas férulas flexibles hechas a medida donde se colocará el gel blanqueador, en este caso el peróxido de carbamida.

En total, el tratamiento tendrá una duración de 2-3 semanas. Durante todo ese tiempo se recomienda no ingerir ciertos alimentos o bebidas que puedan teñir el diente, como el té, café, vino tinto, tabaco, frutos rojos (fresas, moras, cerezas…) o platos con colorantes, entre otros.

La duración de los resultados del tratamiento va a depender, en gran medida, de los hábitos e higiene del paciente.

Hay que recordar que el esmalte, durante el tratamiento, se vuelve más poroso, por ese motivo es posible que durante o al finalizar el tratamiento, e incluso algunos días después, notemos algo más de sensibilidad ante el frío o el calor. Este efecto será transitorio.

Algunas personas pueden pensar que someter a los dientes a un tratamiento blanqueador puede dañar el esmalte. El blanqueamiento profesional es un tratamiento absolutamente seguro y fiable, que no daña el esmalte, siempre y cuando, esté supervisado por un odontólogo especializado.